ACTO II
Pasa un día del conflicto
del banco. Los artistas, entre ellos escritores, poetas, músicos, cómicos,
pintores, bailarines etc., se acomodan en la vieja mansión abandonada del
pariente de Jack. Mientras tanto, este y su fiel amigo Alexander repasan lo que
necesitan para sobrevivir dentro de tal antigua fortaleza. Charlan serenamente
en una habitación que ejerció de biblioteca. Hay en el ambiente una tensión
oscura y dramática, acompañada del enfado de la lluvia y el rugir de los
truenos, que no cesan desde el día anterior. Miles de telaraña y bastante
suciedad acompañan a la atmósfera gótica y decadente.
ESCENA
I
ALEXANDER: ¡Pero cómo
vamos a alimentar a toda esta gente! ¡Ojalá Dios nos ayude a remediar toda esta
locura tan a lo loco en la que hemos caído!
JACK: ¡No menciones a
Dios! Para mí no existe tal cosa que pudiera haber protegido a sus hijos de
este mal tan aterrador. Amigo, no perdamos la esperanza. No necesitamos comida
material para alimentarnos. ¡Es la poesía, la música y la amistad lo que nos
mantiene vivos! Es nuestra unión nuestra verdadera fuente de nutrientes.
ALEXANDER: ¡No sé yo,
Jack! ¡Pronto nos empezará a llamar la barriga! Y cuando pasen unos días,
seremos como vacas muertas en el suelo, rodeados de mosca y mugre. ¡Seremos
estiércol, carne podrida que nunca podrá levantarse de nuevo! ¡Y así no se
podrá luchar contra el enemigo!
JACK: Aleja tus
preocupaciones, Alexander. Precisamente, se encuentra aquí el carnicero de
Líbera, que también es bailarín profesional. En sus tiempos se recorrió toda
América y Europa, luchando por sus sueños y viviendo la vida que todo artista
debe llevar.
ALEXANDER: ¿Bailarín el
carnicero? ¿Te refieres al mismo carnicero que yo...Cygnus?
JACK: A ese mismo, amigo.
Cuando volvió a la ciudad, los esbirros de Dexter le privaron de su profesión,
ya que el general Zander y toda esa asquerosa calaña son traidores fieles a las
artes.
ALEXANDER: ¿Y cómo haremos
para ir a por la comida y las provisiones suficientes?
JACK: Mandaré a Cygnus
acompañado de otros más, para que esté protegido. Anoche encontré un carro de
madera viejo en el sótano. Servirá para transportar los alimentos. ¿Satisfecho?
ALEXANDER: No sé yo.
JACK: Recupera la fe, o
vete. En este sitio solo hay lugar para los luchadores, para los que nunca se
rinden y combaten hasta el final.
ALEXANDER: ¡Espera! Viene
alguien.
(Entra Jimmy Clown,
acompañado de Orfeo)
JIMMY: ¡Jack! ¡Alexander!
Alguien toca a la puerta estruendosamente.
JACK: ¿Quién puede ser?
Todos los que somos estamos aquí. ¿Serán los ruines soldados de Dexter?
(Entra Cygnus)
ALEXANDER: ¡Por dios, di
algo! ¿Quién demonios es?
CYGNUS: Es una mujer,
Jack. Pide desesperadamente entrar para resguardarse de la lluvia.
JACK: ¿Una dama? ¡Que me
partan mil truenos si esto es una sucia trampa de arriba!
CYGNUS: ¿Qué hago? ¿Le
dejo pasar?
JACK: Déjame a mí.
Vosotros, mientras, id a por las provisiones. Para dos semanas. Pasado ese
tiempo, destruiremos al enemigo con todas nuestras fuerzas.
CYGNUS: No es por ser
maleducado, Jack, pero... ¿con qué nos vamos a enfrentar a los de afuera? No
tenemos experiencia ni en rifles ni en metralletas. Es imposible ganar ante un
material de tal calidad.
JACK: Créeme, amigo, que
no es la pistola lo que empuñaré el día final.
(Se va)
CYGNUS: ¿Es mi impresión o
todo se ha sumergido en el caos?
ALEXANDER: ¡Todo, todo!
¡Santo cielo, la que nos espera! Tocaré el piano para relajarme y despejar mi
mente.
CYGNUS: Temo que sea tu
melodía lo que presagie el fatal desenlace.
JIMMY: ¡Pesimistas del
demonio! ¿Es que no conocéis a Jack? En las tertulias destacaba por su
inteligencia y fortaleza. Ese chico está demasiado preparado para llevar a toda
una comitiva de desesperados. En mis días de circo, antes de que mi fortuna se
viniera abajo, soñaba con ser como él de espabilado y valiente. ¡Y ahora que
estamos aquí debemos permanecer unidos y apoyarnos unos a otros! (Vuelve a su
mundo) Dios, qué poco aguante nada más empezar. ¡Así iba todo! Los débiles,
cuanto menos mejor. Sin fortaleza solo somos cuerpo con un alma podrida. Hay
que luchar, ¡luchar por la libertad y en lo que creemos! Yo apoyaré a Jack
hasta el final, y no como estos infelices...
ALEXANDER: Aunque hables
para ti, te oímos.
JIMMY: (Sonrojado) Se os
está bien empleado.
ESCENA
II
(Jack abre la puerta con
cuidado, dejando que los sonidos del trueno y la lluvia se cuelen
meticulosamente por sus oídos. Una dama vestida de un gris suave y, empapada
hasta la médula le trata de sonreír. Su pelo largo y mojado se pega como una
lapa a su cuello, joven y bello)
JACK: ¿Quién eres?
GISELLE: Mi nombre es
Giselle, y solo quiero resguardarme de la lluvia.
JACK: ¿De dónde vienes?
GISELLE: No lo sé.
Desperté esta mañana en el bosque. Y tengo mucha hambre. No recuerdo nada. Solo
que me fallan las piernas, y el aliento, y...y... (Se desmaya)
JACK: ¡Cielos! (La coge en
brazos antes de que se dé contra el suelo e intenta que vuelva en sí) ¡Giselle!
¡Muchacha! Dios, ¿qué hago ahora? ¡Amigos, salid, tremenda musa de Morfeo me
acabo de encontrar!
(Viene Jimmy, jadeando)
JIMMY: ¿Qué es lo que
pasa? (Ve a Giselle) ¡Madre mía! ¿Está muerta?
JACK: Ni lo pronuncies.
Está desmayada.
JIMMY: Será mejor que la
entremos dentro.
JACK: ¿Dónde están los
demás?
JIMMY: Dentro, en el gran
salón. ¡Festejando nuestra dicha futura!
JACK: Escúchame. Llévala a
una habitación que se encuentra en el segundo piso. Allí estará tranquila hasta
que vuelva a la realidad. No olvides dejarle algo de comer en la mesita de
noche, por si despierta y del sueño pasa al eterno de verdad.
(Jimmy coge a Giselle con
cuidado y se la lleva)
JACK: Pero, no entiendo
nada. (Mira al cielo) Tú, si allí estás, ¿por qué todo esto? Tanta desgracia,
tantos sobresaltos. ¿Para qué? Tú bien sabes que a mi madre la mataron esos
condenados. Una dictadura que no sé cuándo va a parar, pero que yo pienso
detener. Y lo haré tanto por ella como por todos nosotros. Mi padre, que un día
fue a trabajar y no volvió. Ellos se habían encargado de torturarlo hasta que
dijera toda la verdad. Un grupo clandestino se estaba formando para derrotar al
dictador y su dictadura infernal. Y él, bravo en sus decisiones y rápido en sus
acciones, cayó como Lucifer. Pero yo seguiré su camino, ¡y vengaré a todo el
que merezca ser vengado! Y tú, sí, tú, ya que no nos has ayudado en nada, y
todo el ser humano ha hecho solo, he de decirte que para nada sirves, excepto
para alimentar el miedo a la muerte. ¡Tú! ¡Muerte en mí te doy al fin!
ESCENA
III
(Habitación de Giselle.
Lentamente se despierta, y al ver la comida se pone a comer. Acto seguido, una
vez saciada su hambre, se alisa el vestido y se dirige a la puerta. La
habitación presenta un estilo renacentista. Con más claridad que la biblioteca,
puede observarse que la estancia perteneció a una mujer. Entra Jimmy)
JIMMY: (Con tono
caballeresco) Doncella, ¿estáis lista?
GISELLE: Muchas gracias
por la comida. Y por dejarme descansar. Parece ser que la lluvia no ha
parado...
JIMMY: El dueño de esta
mansión así lo mandó. Gracias a él estás viva. Te desmayaste nada más entrar. Y
ahora, una gran fiesta se ha preparado para ti. Todos te estamos esperando.
GISELLE: ¿Una fiesta? ¿De
quién?
JIMMY: Bienvenida al
refugio de los poetas.
(Jimmy, que aún conserva su
maquillaje y ropas de payaso, coge de la mano a la chica y le ayuda a bajar las
escaleras. Mientras, una música se oye a lo lejos. Tras cruzar la puerta del
salón, un espectáculo visual se presenta ante ellos. El grupo de artistas, con
las caras pintadas de payasos tristes y trastornados y ropas extravagantes y
clásicas, tocan instrumentos y cantan una enérgica canción al ritmo de
trompetas. En el centro de todo está Jack, que viste chaleco negro, sombrero de
gánster y un fuerte maquillaje negro de bufón)
TODOS: (Cantan) ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
ALEXANDER: ¡Todo
es un circo! ¡Una ilusión! ¡El lugar donde el arte es puro armazón!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
CYGNUS: (Canta) ¡Los
de afuera nos han ignorado! ¡Y nosotros venganza hemos jurado!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
ORFEO: (Canta) ¿Quién
será el afortunado? ¡Al dictador daremos por derrotado?
TODOS: (Cantan) ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
PINTORES: (Cantan) El
amor y la lealtad son nuestros aliados, ¡sensación de vivir hallarás en
cualquier lado!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
POETAS: (Cantan) ¡Unidos,
y jamás vencidos! ¡Amados, por la voz de nuestros hermanos!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
(Jack se acerca a Giselle
y baja el ritmo de las trompetas)
JACK: (Canta) ¡Desorientada
en el bosque estuviste! ¡Y ahora mucha suerte con nosotros tuviste! Pues allá
fuera solo hay maldad, miedo y temor. ¡Y con nosotros sólo encontrarás amor!
Quédate, y disfruta de la reunión. ¡Una familia que baila de sol a sol! Porque
aquí todo es parodia e ilusión. A través de ello, fuertes seremos.
¡Derrotaremos al que nos aturde, uniendo manos venceremos!
TODOS: (Cantan) ¡Libertad!
¡Libertad! ¡Libertad! ¡La encontrarás en Happyland!
JACK: Porque nada puede
faltar...
(Silencio. Se paran las
trompetas)
JACK: (Canta como si fuera
un tenor) ¡En Happyland!
(Se para la música. Todos
arrancan en vítores, aplausos y gritos de felicidad)
GISELLE: ¡Pero que
maravilloso espectáculo! No tengo palabras para agradecer todo lo que habéis
hecho por mí...
JACK: Ha sido todo un
placer. No podíamos dejar que murieses afuera. En la ciudad, todo está
descontrolado.
GISELLE: No recuerdo nada
de lo que me pasó. Solo recuerdo que me desperté sobre la hierba del bosque,
tiritando de frío y muerta de hambre.
JACK: Cenemos y
descansemos entonces. ¿Tomaste el aperitivo?
GISELLE: Sí. Muy rico.
JACK: (Le acompaña a una
mesa cercana, donde todos están sentados, cenando) Pues rematemos tu hambre con
estos manjares de aquí. ¡Hoy es día de celebración!
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