lunes, 1 de agosto de 2016

Happyland. Parte 1



ACTO I
Noche de tormenta, con truenos y rayos. La noche es tan triste que la Luna no se ve por ningún lado, por lo que su radiante belleza no puede proporcionar calma. Se oyen voces que se van haciendo más fuertes, hasta que entran en escena varios soldados de Líbera, los cuales van vestidos de negro y con casco marrón oscuro, armados hasta el cuello. Sin piedad, apuntan a un par de artistas callejeros, amenazándoles con morir si se resisten a llevarlos presos. Entre el bullicio, entra Jack, conocido de todos, desorientado.

ESCENA I
SOLDADO 1: ¡Aberraciones del sistema! ¡Solo merecéis dolor y sufrimiento! ¿Cómo os atrevéis a faltar el respeto así a la autoridad? ¡Nadie, nadie os librará de esta, gamberros ludópatas y medio locos!
JIMMY: ¡Ya quisiera yo poder ser ludópata! Que si lo fuera, al menos no me robaría tu jefe, por no tener nada en los bolsillos, amigo.
SOLDADO 2: ¡Apresadlo de una vez, idiotas!
SOLDADO 3: ¡Ayudadme con este!
ALEXANDER: ¡Que no! ¡Que no vais a poder con nosotros! ¡Que antes me calaré hasta los huesos y me llenaré de barro corriendo al bosque que dejarme tocar por las sucias marionetas de los infelices de esta ciudad!
SOLDADO 2: Infeliz serás tú de vivir en la calle, rodeado de polvo y mugre.
ALEXANDER: ¡A mucha honra! Que ni una pela tengo. ¡Pero gracias a vosotros!
SOLDADO 1: ¡Nosotros somos la orden!
JIMMY: ¿Y a qué orden pertenecéis? ¿A los Bribones de la Caridad?
SOLDADO 3: ¡Insolente! ¡Te partiré la cabeza cuando te agarre del pescuezo!
JIMMY (A Alexander): ¡Mira, ahí está Jack!
(Entra Jack, jadeando y con cierta confusión)

ESCENA II
JACK: ¡Pero amigos! ¿Qué os hacen? ¿Qué está pasando aquí?
SOLDADO 2: ¡Coged a ese! ¡Que también debe estar involucrado!
JIMMY: Oh, ¡ni una vida tranquila el gobierno le garantiza a un pobre payaso! Vivo en una chabola tan sucia como la pelusa de mi ombligo. ¡Me muero de hambre sino fuera por aquellos niños que acuden a mí para que les saque una sonrisa, o a las pocas celebraciones que me invitan! Y aun así, ya no sirvo para hacer reír (Vuelve en sí) Oh, ¡Jack! ¡Menos mal que estás aquí! ¿Te puedes creer, amigo? La policía, o mejor dicho, (en voz baja) las ratas estas, nos han acusado de ladrones. ¡Y de robar un banco! ¡Cómo si no tuvieran suficiente con ser ellos los ladrones! ¡También quieren ser los robados!
(Un soldado golpea fuertemente en la cabeza a Jimmy con su arma)
SOLDADO 3: ¡Tienes derecho a guardar silencio y a venir conmigo al cuartel!
ALEXANDER: Al cuartel... ¡dirás al Infierno! ¡Brutos! ¡Animales! ¡Monstruos!
JIMMY: (Desesperado) ¡Ayudadme! ¡Alexander! ¡Jack! ¡Socorro!
SOLDADO 3: A ver, ¡dónde tienes el dinero robado, canalla!
(El soldado registra a Jimmy. Descubre un bulto extraño en el bolsillo de su pantalón. Lo palpa fuertemente. Se oye un sonido espantosamente ruidoso y alarmante, dando a conocer el contenido del bolsillo: una bocina. Del susto, el soldado libera a Jimmy)
SOLDADO 3: ¡Por poco más y me mata, el desgraciado!
JIMMY: ¡Toma esa, payaso!
JACK: ¡Rápido! ¡Corramos hacia el bosque! Allí pensaremos algo.
SOLDADO 2: ¡Ni lo sueñes! ¡Tú también te vienes conmigo!
(El soldado intenta atrapar a Jack, pero este le da una patada en la espinilla)
JACK: ¡Ahora! ¡Vámonos!
SOLDADO 2: (Dolorido) ¡Ay! ¡Ay! ¡Soldados! ¡Armas!
(Los artistas escapan mientras los soldados disparan a diestro y siniestro)
ALEXANDER: ¡Creo que nos siguen!
JIMMY: ¡Esperad, no corred tan rápido! Se me corre el maquillaje. ¡Oh! (Vuelve a su mundo interior) ¿Qué será ahora de mi casa? ¿Y de mí? Yo que tan humildemente me ganaba la vida como el payaso más triste de la historia de la comicidad...o debo llamar tragedia. ¡Oh! (Vuelve en sí) ¡Esperad! ¡Que no nos persigue un toro!
ALEXANDER: ¡Ojalá lo estuviera haciendo un toro!
(Llegan al bosque y se dan cuenta de que han perdido al ejército)
JIMMY: A salvo, por ahora. ¿Qué hacemos, Jack?
JACK: Reuní esta mañana a un grupo de gente.
(Truenos)
JACK: (Mirando al cielo) Mirad, sé que va a sonar a chiste...
JIMMY: Muy bueno, ja ja ja.
JACK: Cerca de aquí, cruzando el bosque, hay una mansión abandonada que perteneció a mi bisabuelo. Es tan grande que cualquier dinosaurio podría perderse en ella y no ser encontrado hasta mil siglos después. Creo que allí tendremos la seguridad de que no nos cogerán. Al menos hasta que pensemos algo para atacar.
ALEXANDER: ¿Atacar?
JACK: Si nada hace nada, yo lo haré. ¡La libertad de esta ciudad no quedará sentenciada para siempre! Ellos acaban de empezar la guerra.
JIMMY: ¿La guerra? ¡Una guerra! (Vuelve a su mundo) Miles de personas, que ni tienen para comer una miga de pan, desesperados por conseguir que su palabra tenga protagonismo...y ahora... ¡una guerra! No sé qué es peor: si una dictadura para reventar los corazones de los inocentes o una guerra infinita donde cántaros de sangre están destinados a llenarse (Vuelve en sí) ¡Desgracia! ¡Por todos lados!
JACK: En realidad, todo el mundo ahora debe saber lo que hay. Informé a ese grupo de amigos que pregonaran a sus más cercanos que se unieran a nosotros. ¡Seremos el otro ejército! ¡El correcto!
ALEXANDER: ¡Por dios, que por allí viene gente!
JIMMY: ¿Serán los soldados? ¡Prepararé mi bocina de nuevo!
JACK: Son de los nuestros. ¡Artistas! Toda una gama de poetas, escritores, pintores y más. Hombres y mujeres. Y sobre todo, sin ningún tipo de contaminación perjudicial del Gobierno, o mejor dicho, llamémosle de otra manera: ¡dictadura escondida!
(El grupo de artistas se reúne con los demás)
JACK: ¡Compañeros de la verdad! ¡Alzad vuestra bandera de libertad y dirijámonos a un mundo donde nos esconderemos como ratones hasta que nos volvamos invencibles! ¡Proclamemos ahora la ausencia del bien para después retornarlo con el triunfo sublime y grandioso de lo que está por venir!
TODOS: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
JACK: ¡Nuestra paciencia llegó a su fin! Empieza aquí una nueva era para las gentes de Líbera. ¡Volveremos! ¡Y esta vez para ganar!
TODOS: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!

ESCENA III
(El grupo, a los pies de una gran y abandonada mansión, entona un canto triunfal)
JACK: ¡Silencio! Que ahora, que debemos vivir entre fantasmas, no debemos molestarlos.
ORFEO: Pintaré esta mansión en el más honrado lienzo. Solo para recordar el inicio de nuestra hazaña. ¡Nuestro renacer como soldados de la justicia!
JACK: Entremos, pues, a la que será nuestra nueva ciudad. ¡Nuestro hogar que nos alejará del más cruel plan de esos ruines!
JIMMY: Si va a ser nuestra nueva ciudad, Jack, debemos ponerle un nombre. Y qué mejor honor para nosotros que el elegido para ponérselo sea el que nos alentó para abrir los ojos ante esta asquerosa realidad (Vuelve a su mundo) Realidad que echaré de menos; tanto a los niños como a los adultos que, aunque vieran que no sirvo para payaso ni para nada, esforzaban su gesto para disimular una sonrisa. ¡Qué bellos eran! ¡Cuánto poder tiene el corazón!
(Jack da un paso adelante y toca la madera de la puerta de la mansión)
JACK: Compañeros...
(Se hace el silencio)
JACK: (Abriendo la carcomida puerta) ¡Bienvenidos a Happyland!
TODOS: (Eufóricos) ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!


SIGUIENTE PARTE

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