lunes, 22 de septiembre de 2014

Nuestros días de gloria ACTO IV

ACTO IV

(La acción ocurre en una peña solitaria,
a las afueras de Hanteq)


ESCENA I


(Entran Sadira y Rodrigo)

SADIRA: ¿Dónde estamos?

RODRIGO: Parecen las afueras de la ciudad...

(Se oyen pasos)

SADIRA: ¡Vienen a por nosotros! ¿Cómo es posible? ¡Los soldados abandonaron palacio!

RODRIGO: ¡No hay salida! ¡Estamos acorralados!

SADIRA: ¡Qué desgracia! La guerra de sangre ha causado el odio que hoy se pone en nuestra contra. ¿Qué vía de escape nos queda?

RODRIGO: ¡La vía del amor eterno en la gloriosa salvación! ¡Ahí no nos cogerán!

SADIRA: El amor. El dueño de todas las cosas y el guardián de los corazones que inundan nuestro cuerpo. ¡Qué necesidad hay de derramar sangre y cortar cabezas si todos los hombres y mujeres respiran y hablan de la misma forma!

RODRIGO: Pero sienten diferente...Por eso hay tanto odio.

(Se oyen pasos más cercanos)

RODRIGO: No tenemos escapatoria. Subamos a nuestro destino.

SADIRA: ¡Entreguemos nuestro acto de amor a las estrellas y a la noche tan triste que hoy vivimos!

(Suben)

RODRIGO: Sadira, princesa mía. Hoy no acaba nuestro viaje. Te esperaré en la otra orilla, como Eurídice esperó a su Orfeo. ¡Que no te quepa duda que te sigo amando y que te amaré después de la muerte!

SADIRA: Yo te digo y te confieso que estoy enamorada perdidamente de ti y que te amo con toda la fuerza de mi alma. Seamos el ejemplo de la nueva generación; una generación que no entiende de razas cuando lo verdaderamente importante es la unión de dos corazones.

(Se besan)

SADIRA (llorando): Prométeme que vas a estar allí cuando yo despierte.

RODRIGO: Te lo prometo...no llores, no tengas miedo.

SADIRA: Ahora no tengo miedo. Estoy contigo aquí y ahora. Ya el miedo se esfumó.

RODRIGO: ¡Que nuestra muerte maldiga a los hijos de la guerra y glorifique a los que luchan por amor!

(Se abrazan y se precipitan juntos por la peña)



ESCENA II


(Entra Faris con el cortejo militar del rey Hakem)

FARIS: ¡Tarde llego! La orden que yo debía cumplir ya la desesperación la ha cumplido. (Se asoma) ¡Hades, recibe con mil puñales a los dos enamorados de la peña y hazles sufrir entre las llamas del averno!



ESCENA III


(Entra un soldado)

SOLDADO: Señor, traigo noticias de Hanteq. ¡La guerra ha acabado!

FARIS: ¿Cómo dices? ¿Quién consiguió el triunfo?

SOLDADO: Nadie, mi señor. Ambos retiraron los ejércitos tras el gran número de bajas.

FARIS: ¿Y el rey? ¡Qué ha pasado con el rey!

SOLDADO: El sultán se ha suicidado, mi señor. Un ataque de locura ha acabado con su triste vida.

FARIS (dándole una bofetada): ¡Lávate la boca antes de hablar de mi padre, canalla! ¡Serás ejecutado al amanecer!

SOLDADO: Mis respetos y disculpas, mi señor. (a los soldados) ¡Viva el nuevo sultán de Hanteq!

TODOS: ¡Viva! ¡Viva! ¡Viva! ¡Viva Faris de Hanteq!

FARIS: ¡Triste noticia la de la muerte de mi padre! ¡Y gloriosa noticia la de mi santa misión esta de dirigir Hanteq! (Mira al cielo) Y con esta triste canción de funeral, se cierra la noche y empieza el día (Se emociona al ver la luz del Sol) ¡Trágica realidad para los que lucharon por ganar en combate y para los únicos que huyeron de él para así unirse en la más dulce y amorosa sensación de la eternidad!

(Se va, cerrando los soldados la comitiva)


FIN

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