ACTO IV
(La acción
ocurre en una peña solitaria,
a las afueras
de Hanteq)
ESCENA I
(Entran
Sadira y Rodrigo)
SADIRA:
¿Dónde estamos?
RODRIGO:
Parecen las afueras de la ciudad...
(Se oyen
pasos)
SADIRA:
¡Vienen a por nosotros! ¿Cómo es posible? ¡Los soldados
abandonaron palacio!
RODRIGO: ¡No
hay salida! ¡Estamos acorralados!
SADIRA: ¡Qué
desgracia! La guerra de sangre ha causado el odio que hoy se pone en
nuestra contra. ¿Qué vía de escape nos queda?
RODRIGO: ¡La
vía del amor eterno en la gloriosa salvación! ¡Ahí no nos
cogerán!
SADIRA: El
amor. El dueño de todas las cosas y el guardián de los corazones
que inundan nuestro cuerpo. ¡Qué necesidad hay de derramar sangre y
cortar cabezas si todos los hombres y mujeres respiran y hablan de la
misma forma!
RODRIGO:
Pero sienten diferente...Por eso hay tanto odio.
(Se oyen
pasos más cercanos)
RODRIGO: No
tenemos escapatoria. Subamos a nuestro destino.
SADIRA:
¡Entreguemos nuestro acto de amor a las estrellas y a la noche tan
triste que hoy vivimos!
(Suben)
RODRIGO:
Sadira, princesa mía. Hoy no acaba nuestro viaje. Te esperaré en la
otra orilla, como Eurídice esperó a su Orfeo. ¡Que no te quepa
duda que te sigo amando y que te amaré después de la muerte!
SADIRA: Yo
te digo y te confieso que estoy enamorada perdidamente de ti y que te
amo con toda la fuerza de mi alma. Seamos el ejemplo de la nueva
generación; una generación que no entiende de razas cuando lo
verdaderamente importante es la unión de dos corazones.
(Se besan)
SADIRA
(llorando): Prométeme que vas a estar allí cuando yo despierte.
RODRIGO: Te
lo prometo...no llores, no tengas miedo.
SADIRA:
Ahora no tengo miedo. Estoy contigo aquí y ahora. Ya el miedo se
esfumó.
RODRIGO:
¡Que nuestra muerte maldiga a los hijos de la guerra y glorifique a
los que luchan por amor!
(Se abrazan y
se precipitan juntos por la peña)
ESCENA II
(Entra Faris
con el cortejo militar del rey Hakem)
FARIS:
¡Tarde llego! La orden que yo debía cumplir ya la desesperación la
ha cumplido. (Se asoma) ¡Hades, recibe con mil puñales a los dos
enamorados de la peña y hazles sufrir entre las llamas del averno!
ESCENA III
(Entra un
soldado)
SOLDADO:
Señor, traigo noticias de Hanteq. ¡La guerra ha acabado!
FARIS: ¿Cómo
dices? ¿Quién consiguió el triunfo?
SOLDADO:
Nadie, mi señor. Ambos retiraron los ejércitos tras el gran número
de bajas.
FARIS: ¿Y
el rey? ¡Qué ha pasado con el rey!
SOLDADO: El
sultán se ha suicidado, mi señor. Un ataque de locura ha acabado
con su triste vida.
FARIS
(dándole una bofetada): ¡Lávate la boca antes de hablar de mi
padre, canalla! ¡Serás ejecutado al amanecer!
SOLDADO: Mis
respetos y disculpas, mi señor. (a los soldados) ¡Viva el nuevo
sultán de Hanteq!
TODOS:
¡Viva! ¡Viva! ¡Viva! ¡Viva Faris de Hanteq!
FARIS:
¡Triste noticia la de la muerte de mi padre! ¡Y gloriosa noticia la
de mi santa misión esta de dirigir Hanteq! (Mira al cielo) Y con
esta triste canción de funeral, se cierra la noche y empieza el día
(Se emociona al ver la luz del Sol) ¡Trágica realidad para los que
lucharon por ganar en combate y para los únicos que huyeron de él
para así unirse en la más dulce y amorosa sensación de la
eternidad!
(Se va,
cerrando los soldados la comitiva)
FIN
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