Se marchó aquel espíritu libre,
arrastrando mil estrellas con él.
Arrastrando toda una vida,
impregnada de polen sucio,
y de polvo negro como el luto.
A su partida cantaron cuervos
y las flores se marchitaron.
Los árboles aullaron fuerte,
y todo se volvió muy negro.
¿Dónde iba él, a dónde iría él?
¿Qué haría yo?
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